La guionista y directora española Clara Roquet, ganadora del premio Goya a la mejor dirección novel, compite con su ópera prima Libertad (2021) en el apartado de largometrajes de ficción del 16 Festival Internacional de Cine de Gibara. Desde la Villa Blanca de los Cangrejos, la realizadora confiesa que concibió su película al estilo de Romeo y Julieta, como una amistad imposible entre clases sociales distintas. También, como el inicio de una historia de amor que se inspira en las experiencias que vivió entrevistando a mujeres cuidadoras y mediante un arduo trabajo de documentación.
¿Qué habías filmado antes de este tu primer largometraje?
Me formé como guionista, y antes de Libertad escribí varios cortometrajes, como El adiós y Las niñas buenas. El primero, de hecho, se parece mucho a Libertad.
¿Qué películas prefieres?
Las que exigen más de un visionado, que tienen diversas lecturas, y al verlas sientes que existen varias capas dentro de ellas y descubres cosas nuevas cada vez. Sin embargo, las que veo en una ocasión y luego las olvido, no me agradan. Que se genere debate me parece lo mejor para un filme.

Háblame sobre tus protagonistas.
Libertad es muy consciente del lugar que ocupa, sobre todo cuando le dice a Nora: «Usted es una niña bien». De hecho, le dice «gomela», lo que en Colombia significa ser «pija» (o «plástica» para los cubanos). Entonces, poco a poco Nora se percata de que sí, de que ella y la chica colombiana con las puntas del pelo verdes están en sitios con privilegios muy diferentes, que pertenecen a clases sociales muy distintas. Esto último le da un poder a Nora sobre Libertad.
¿Hubo una Libertad en tu vida?
Libertad no es autobiográfica. Sin embargo, hay muchos elementos que son muy personales. Yo pasaba los veranos en la Costa Brava, y ese mundo lo conozco muy bien. Esas casas de veraneo, esos pueblos de playa. Mi abuela tuvo Alzheimer, tenía una cuidadora boliviana con la que nos llevábamos de maravilla. Además, mi familia es muy grande, con muchos tíos, primos, etcétera. En resumen, muchos aspectos del filme sí son muy íntimos. No obstante y, por desgracia, nunca hubo una Libertad en mi vida.
Liberación sin liberarse.
La pregunta central del filme, a nivel teórico, es: ¿puede ser alguien realmente libre si no tiene los medios económicos para decidir qué hace con su propio tiempo y destino? Y, a la vez, ¿pueden la amistad, la empatía o el amor trascender los estratos sociales? Siento que en mi película se refleja una idea de la clase social como opresora o prisión mental que no te deja alcanzar tu libertad individual, pues la identidad está muy marcada por eso.
En ese contexto, el único personaje que de verdad se libera es el de la abuela (interpretado por Vicky Peña), porque ella quiere bañarse en el mar, quiere salir de su prisión mental por la enfermedad que sufre, y para ello, morir si es necesario. Al mismo tiempo, la pérdida de la memoria también viene asociada con la de la identidad. Así que este personaje es el que más pierde su posición social, el que más trasciende esas barreras y puede acercarse a la libertad desde un lugar genuino, sin barrera alguna.

¿Se invierten los papeles entre las chicas?
Pues sí. Libertad juega un papel mucho más activo y poderoso al inicio, y Nora termina haciendo exactamente eso al final. Quizá debido a que la clase social se impone por encima de los individuos de una manera injusta. De hecho, Nora utiliza su estatus para que Libertad no se pueda ir, y con ello pierde su amistad. Vivimos, desafortunadamente, en un mundo así.
¿Cuál eran tu público meta?
Se trata de una película que puedes comprender bien a partir de la adolescencia, de los doce o trece años en adelante. Sin embargo, ha funcionado muy bien entre los adolescentes, algo curioso y satisfactorio para mí, ya que es un público muy difícil de atraer al cine. Asimismo, entre adultos la película ha tenido éxito igualmente.

¿Por qué una historia de mujeres?
Yo soy muy feminista, pero no siento que en las películas haya que hacer un tratado feminista. Siendo tú, tu visión estará presente. Mi única voluntad era reflejar, de forma realista, una realidad: la de que las mujeres están por lo general a cargo de los cuidados de sus mayores y enfermos. Por tal razón, los hombres en esta película están fuera de campo, que es todo aquello que queda fuera del encuadre del plano, pero que el espectador puede intuir por el sonido o por otros recursos fílmicos. Y están fuera de campo porque han estado fuera del juego en ese sentido, porque nunca se han ocupado. A su vez, Libertad constituye una película de madres e hijas, del legado que pasa de unas a otras. Y parte de esa herencia es la conciencia de clase, es decir, reconocer cuál es tu lugar en el mundo y si lo aceptas o rechazas.
¿Se sugiere en la obra una atracción sexual entre las protagonistas?
Bueno.La amistad femenina tiene mucho de romántico, y de sensual también. Estamos en un mundo en el que aún la sexualidad se ve como algo muy definido, más en los hombres que en las mujeres. Porque nosotras, muchas veces, exploramos más la bisexualidad. Los adolescentes, hoy en día, se mueven mucho más libremente. Para mí sí que podría interpretarse que hay una atracción sexual, sobre todo de Nora hacia Libertad. No obstante, me interesaba más centrarme en la atracción pura, en la identificación con el otro y en querer ser como el otro. También hay mucho de admiración y fascinación por el otro.

Los veranos y la adolescencia.
El cine, por naturaleza, debe ser conciso, y más las óperas primas. Teniendo en cuenta lo anterior, trabajamos bastante con las elipsis, tanto en el tiempo como en el espacio, y jugamos con ellas. En Libertad todo ocurre más o menos en un mes. Y aunque es cierto que en la vida real el relato hubiera necesitado tres meses o incluso en más tiempo para suceder, en el verano el tiempo se condensa más. Se vive muy intensamente, y más con quince años.